miércoles, 16 de marzo de 2011

REFLEXIONES A LA ORILLA DEL MAR


Este texto se me ocurrio recondando alguna de las conversaciones "filosóficas" que de vez en cuando tengo con mi hermana.

Es agosto, a ultima hora de la tarde, el sol empieza a perder esa fuerza con la que durante toda la jornada ha estado bronceando a los bañistas. Una brisa suave sopla desde el mar, aliviando el calor sofocante que aun estando frente al mar se ha sentido a lo largo del día. El olor del mar se mezcla con el aroma cosmético de los bronceadores y el de los fritos que sale de los chiringitos, olor a verano. Dos mujeres están sentadas sobre unas toallas en  la playa, tienen cierto parecido, cierto "aire", por lo que deben de ser hermanas o algún parentesco las une, las dos pasan la treintena, una morena y otra rubia. La morena coge en su puño un poco de arena, de esa fina arena que solo en las playas del Levante se puede encontrar, la deja caer lentamente, abriendo a penas el puño, como si fuera un reloj de arena invisible, cuando su mano ha quedado vacía, vuelve a llenarla y empieza una y otra vez, una y otra vez, este movimiento continuo parece que la relaja mientras observa como cae la arena poquito a poco, suavemente forma un pequeño monticulo en el suelo. La rubia mira abstraída hacia el horizonte ensimismada en sus pensamientos, hace ya rato que no hablan, pero no parecen incomodas por esto, se sienten bien, se nota que tienen esa clase de unión que permite que ningún silencio entre ellas puede resultar violento, la unión que da una infancia compartida, juegos, secretos, confidencias en la oscuridad de una habitación comun, los primeros cigarrillos a escondidas y los primeros amores.
Cerca de ellas juegan cuatro niños, tres niñas y un niño, casi un bebe, las niñas fingen ser sirenas y niño hace agujeritos en la arena mojada con su pala y se enfada cuando las olas lo engullen en su baiben, parece no entender donde ha ido su agujero. Las mujeres los observan de reojo, están acostumbradas a ejercer de guardianas de sus hijos, como las hembras de cualquier especie , en apariencia tranquilas, relajadas pero dispuestas a saltar ante el menor indicio de peligro para sus crías.
Delante de ellas pasa un hombre joven, hace foting, a estas horas de la tarde debe resultar muy agradable, correr entre la arena húmeda, mientras las olas rompen contra sus pies descalzos.
La morena no parece ni siquiera verlo, tan concentrada como esta en su reloj de arena manual. Pero la rubia si lo ve y dando le un codazo cómplice le dice:
.-Rhut, ¿Has visto? Ese es de tu tipo.

-Eh...¿Que dices Rosa?

- Ese, que es como los que a ti te gustan, hombretón y con pinta de malo.

- Jajajajajajaj, si es, cierto  vaya!vaya! a ver si pasa otra vez por aquí, que no lo he visto bien.jajaja

Y las dos comienzan a reírse sin saber muy bien porque.

- ¿Porque sera que a las mujeres nos gustan los hombres malotes y nos casamos con los buenos chicos? pregunta Ruth, que ha vuelto a coger un puñado de arena entre sus manos.

- Yo creo que los malos no nos gustan, porque lo que queremos es cambiarlos y que se hagan buenos, pero como no podemos cambiarlos, nos casamos con los buenos.

- Si, la verdad es que tienes razón, yo no lo habia pensado nunca así, pero creo que es cierto.

- Tu seras la mayor, pero yo siempre he sido la mas lista.Contesta Rosa entre risas.

- Y no tienes abuela ¿eh?  Aunque creo que tu teoría falla, hermanita, porque a los buenos también intentamos cambiarlos. Si te das cuenta nos enamoramos de alguien, y se supone que es porque te gusta, pero aun no ha pasado dos días y ya estamos intentando que cambie, que sea mas atento, que vista de otra manera, que deje a sus amigotes, que tenga mas amigos, que nos llame mas aunque odie el teléfono,  que no nos llame tanto porque nos agobia, que dedique menos tiempo a sus aficciones, que sea mas responsable, que no viva solo para el trabajo, que cambie de trabajo... Incluso a veces  hasta queremos que cambie de madre, jajajaja.

- Bueno lo de la madre seria importante en algunos casos, jajaja. Pero si, es cierto, no estaremos tan enamorados de esa persona cuando vemos tantas cosas que queremos cambiar en el.

- Sabes Rosa?- dice Ruth después de echar una mirada hacia los niños para comprobar que todo sigue en orden- Yo pienso que tenemos una idea de quien queremos enamorarnos, influida por los libros, las películas, o nuestra propia infancia, de repente encontramos a alguien que nos encaja en esa idea, pero cuando lo vamos conociendo nos damos cuenta de que no es así, y entonces intentamos que se convierta en nuestro ideal soñado. Tanto intentamos cambiarlo que una de dos, o la otra persona se cansa de nuestro intentos de convertirlo en otro, o nosotros nos damos cuenta de que nunca va a ser el que soñábamos y nos desenamoramos.

- ¿Que triste no? aunque alguien habrá que encuentre exactamente lo que sueña.


- La verdad es que lo veo difícil, la realidad comparada con los sueños siempre lleva las de perder, mas bien creo que algunas personas renuncian a su ideal soñado y solo entonces son capaces de ver a la persona que tienen al lado y quererlo aunque no se parezca a lo que habían imaginado. Creo que la clave de las relaciones largas, las que duran toda la vida, es esa, que se aceptan como son y no intentan cambiarse.

- Ay Ruth! que filosofas nos hemos puesto esta tarde, y todo por el musculoso ese, jajaja. Mira, mira!!! por ahí viene otra vez.....

Las dos mujeres se quedan calladas, sonriendo pícaramente, mientras siguen con la cabeza el movimiento del corredor, que pasa delante de ellas, sabiéndose observado y sintiéndose íntimamente orgulloso. Los niños las llaman sacandolas de sus pensamiento y volviendolas a la realidad donde no hay tiempo para filosofias"mama! mama! un pez!"tapan con sus voces los gritos de las gaviotas, que desde lo alto han divisado también al pez y parecen tener intenciones de convertirlo en pescado.














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4 comentarios:

parkerazul dijo...

Están bien esas reflexiones, sobre todo cuando algún sujeto haciendo footing llevan a pensar en alto.
Lo de los cambios creo que es en todos, también ellos nos quieren de una manera y luego pasan lista.
La paciencia ayuda bastante.
Y el pobre mío ya me ha oído más de una vez "oye, vale, que por más faltas que me pongas, no te las acabas, siempre me quedarán más".
Claro, luego pienso para mí, que tengo que hacer lo mismo, no sacarle más faltas, que seguro que no se las termina.
Y el ideal? pues creo que sí se puede encontrar, pero si no pretendemos que dure para siempre.

Anda, que me das a leer y a pensar, a ver cuándo me pasas un cafelito.

Un beso

Anónimo dijo...

Demasiados cuentos con el príncipe azul, lo malo es que no nos contaron que en realidad no existe si no es sobre papel
O quizás será que somos demasiado exigentes?
Besos
Emma

Anónimo dijo...

Demasiados cuentos con el príncipe azul, lo malo es que no nos contaron que en realidad no existe si no es sobre papel
O quizás será que somos demasiado exigentes?
Besos
Emma

Bicho raro dijo...

parkerazul estoy deacuerdo en que lo de los cambios es cosas tambien de ellos,muchos se casan y ya quieren convertir a la parienta en un clon de su madre, aunque nosotras somos un poco mas pesadas, no?
y Enma los cuentos de princesas han hecho mucho daño a nuestras inocentes mentes, jaja. Por eso a mi me gusta el de la cenicienta que no queria ser princesa, ese si es un buen cuenta.

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